Visitar alguno de los 58 que forman parte de la Red de Parques Nacionales de Estados Unidos puede justificar por sí solo un viaje trasatlántico. Te ofrecemos algunas pistas sobre ocho de los destinos más visitados o singulares, todos ellos con una amplia gama de servicios de actividades y alojamiento, aunque lo más recomendable es caminar y acampar para disfrutar de la sobrecogedora fuerza de la naturaleza americana. La experiencia será única.
Yellowstone National Park (Wyoming). Sí, el del oso Yogui. Esta considerado el parque nacional más antiguo del mundo, inaugurando en 1872 la red de espacios naturales protegidos de Estados Unidos. Se ubica en el estado de Wyoming aunque sus 8.983 km2 se extienden también por Montana e Idaho. La riqueza de su fauna es uno de sus principales atractivos, siendo posible ver en libertad osos, lobos, bisontes y alces entre otros, pero una visita ofrece mucho más. Entre sus atracciones destaca el Old Faithful Geyser (el Viejo Fiel), cuyo chorro es uno de los más fotografiados del mundo; el gigantesco lago Yellowstone; y la caldera Yelowstone, uno de los volcanes activos más grandes del continente. Sin embargo sus habituales disfrutan de los paseos por sus cañones y bosques o la pesca en sus ríos y lagos. También quedan restos de la cultura de los llamados mountain men (los hombres de montaña), que durante el siglo XIX vivían aquí como tramperos. Para los niños se ofrecen atracciones como el programa de jóvenes guardabosques (de 5 a 12 años), paseos en bicicleta, bote, etc. Para acceder a las zonas de acampada hay que solicitar el permiso en las 48 horas previas a la llegada para un máximo de tres noches.
Sequoia National Park (California). Ubicado en la parte sur de Sierra Nevada, es parque nacional desde 1890. Cuenta con 1.645 km2 y tiene en su bosque de secuoyas gigantes su principal atractivo, lo que incluye la contemplación del General Sherman, que con 84 metros de altura y 11 metros de diámetro está considerado el árbol más grande del mundo. Los amantes de la escalada pueden enfrentarse al reto del monte Whitney, la cumbre más alta de Estados Unidos con excepción de Alaska. El cañón del río Kern y la cueva Crystal, una singular caverna de mármol entre sus atractivos. Su precio es de 20 dólares por coche y día más 10 más por visitante. Se permite la acampada en las zonas habilitadas. Los niños cuentan con una visita guiada con los personajes de Sesame Street.
Parque Nacional Yosemite (California). A poco más de 300 km de San Francisco es uno de los más visitados de la red. Sus 282 kilómetros de sendas ofrecen espectaculares paisajes de cascadas, montes de granito y glaciares. Con una extensión de 3.081 km2, se recomienda visitar de mayo a octubre cuando el deshielo permite acceder a Yosemite Valley, su principal atracción con las famosas cascadas y formaciones rocosas como el Medio Domo y El Capitán. Sin embargo los amantes del senderismo sobre manto blanco pueden disfrutar de excusiones con raquetas de nieve. El parque cuenta con un servicio interno de autobuses gratuitos que permiten hacer desplazamientos internos.
Grand Canyon National Park (Arizona). Es uno de los más conocidos fuera de Estados Unidos por el espectacular cañón esculpido por el río Colorado, considerado como una de las maravillas naturales del mundo y desde 1979 declarado Patrimonio de la Humanidad. Desde el extremo sur hasta el río, dos días son suficientes para practicar senderismo y contemplar todo su esplendor. A los amantes de las ruedas les gustará saber que sus 4.926 km 2 de superficie es posible atravesarlos en coche por la carretera de Puente Navajo, que conecta las autopistas estatales número 64 (al sur) con la 67 en un trayecto de unas cinco horas.
Mesa Verde National Park (Colorado). Menos popular y con una más modesta extensión de 211 km2, su principal a atractivo son las ruinas de las aldeas anasazi, un pueblo amerindio singular que ha dejado vestigios monumentales y litúrgicos durante su asentamiento en la zona desde el siglo VI hasta 1275, cuando lo abandonó por razones no determinadas. Uno de los más importantes es el Cliff Palace (Palacio Acantilado) ubicado en Mesa Verde, un parque que mereció ya en 1978 el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Lamentablemente en verano de 2002 sufrió un importante incendio. Aunque los daños son aún visibles, sus grandes mesetas de pinos y enebros siguen ofreciendo una de las visitas más peculiares en la red de parques de Estados Unidos.
Glacier National Park (Montana). En la frontera con Canadá, sus 4.101 km2 se extienden sobre dos sistemas montañosos con más de 130 lagos. Su amplia población de osos y pumas son otro de los atractivos. Cuenta con la peculiaridad de estar atravesado por la famosa autopista Going-to-the-Sun en cuyo recorrido se puede apreciar los espectaculares paisajes. Junto a su parque hermano canadiense Waterton Lakes es Patrimonio de la Humanidad desde 1995. Otra de sus peculiaridades es la posibilidad de hospedarse en unas viejas cabañas restauradas, pero se debe reservar con tiempo por su alta demanda.
Denali National Park (Alaska). Situado en el interior de la península de Alaska, forma parte de los máximos atractivos de la visita a una de las regiones más remotas del mundo. Y es el monte McKinley (o Denali) con sus 6.194 metros de altura su mayor atractivo. Se trata de la montaña más alta del Norte de América y su gran desnivel de 4.000 metros desde el campo base se convierte es uno de los retos más clásicos de alpinistas llegados de todas las partes del globo. Sin embargo, los visitantes menos audaces tienen en sus paisajes y fauna (osos pardos, caribúes, carneros de Dall y alces) otros importante alicientes para la visita. Aunque tiene mayor afluencia en verano, la variedad de actividades que ofrece en invierno como esquí de fondo, recorrido en trineos, paseos en motoras de nieve y la posibilidad de acampar en la nieve prometen una experiencia inolvidable.
Win Cave National Park (Dakota del Sur). Incluido en este listado por la peculiaridad de ofrecer el cuarto sistema de cuevas con mayor longitud del mundo (¡más de 200 km de galerías conectadas!), se trata de una rara avis dentro del sistema de parques nacionales de EE UU. Estas cuevas ofrecen la singularidad de unas formaciones de calcita en forma de panal. Pero el parque también protege 11.450 hectáreas de praderas y bosques de coníferas con una rica fauna de bisontes, coyotes, alces, ciervos y los simpáticos perritos de las praderas.