Irene Domínguez es una de las alumnas de Año Académico en USA del actual curso 2016-2017. Una joven con talento, simpatía, valentía y… dudas. Cuatro de las características comunes de los protagonistas de este programa: ¿cómo si no enfrentarse a una aventura tan vital como la de vivir durante un año escolar en otra familia, cultura y entorno?
Entrevista tras entrevista, el equipo de asesores de Global Link Idiomas hace frente a esas naturales incertidumbres que cada uno de los candidatos repiten en el proceso preparatorio: “¿De verdad que me van a acoger en la familia como a un hijo?”, “¿cuesta mucho tiempo adaptarse?”, “¿es fácil la integración con los compañeros de clase?”… Nuestra experiencia de más de 35 años cuidando de estos estudiantes en Estados Unidos permite ofrecer contestaciones tranquilizadoras, pero sabemos que como tantas cosas en la vida, la verdadera respuesta solo la encontrarán en la experiencia.
Con ese objetivo de acercar la realidad de una experiencia tan particular como estudiar en un colegio estadounidense, hacer nuevos amigos y convivir con una nueva familia, hoy reproducimos en nuestro blog una carta que Irene escribió a Miriam, su asesora en Global Link. Un acercamiento real a cómo estos chicos viven este viaje iniciático que puede arrojar luz en ese proceso tan ilusionante como confuso por el que pasan la mayoría de nuestros alumnos antes de coger un vuelo en el que aprenderán mucho más que inglés para toda la vida.
Hola Miriam!
¿Qué tal va todo?Principalmente quería daros las gracias a toda la organización porque gracias a vosotros, yo y el resto de estudiantes estamos disfrutando de esta oportunidad única en la vida.
Sé que al principio, la primera que me echaba atrás era yo: no sabía el mal que hacía. Solo llevo aquí cuatro meses y medio, y me han dado más vida y más experiencias que la mitad de mi vida, jajajaja. Y es que si todos nosotros estamos aquí es gracias a vosotros, que dedicas vuestro día a día a darnos una mentalidad diferente a los jóvenes, a darnos una experiencia completamente única y que solo se vive una vez en la vida, así que gracias.
Lo cierto es que me daba miedo conocer a la familia, y no encajar. Bueno, pero voy a empezar desde el principio:)
Nueva York:
Fue un poco difícil por el jet lag, el primer día estábamos perdidísimos. El idioma horrible (jajajaja), porque al oírlo de un nativo es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España, como que no jaja. Y me costó muchísimo coger la Wi-Fi del hotel porque no la entendía nada a la señora, pero yo insistí: creo que se hartó de mi, pero sinceramente prefiero eso a tener a mi familia despierta toda noche sin informarles.
Los pobres se quedaron despiertos hasta que llegué, pero les llamé para avisarles. La primera noche reconozco que fue muy mala. Me dormí a las 9 porque al día siguiente madrugábamos y me desperté. Me di una ducha, me vestí y todas mis compañeras durmiendo y yo: ¿Cuándo se levantarán? -jaja- y miré el reloj y eran las DIEZ DE LA NOCHE. Esa noche, bueno en realidad las dos noches, nos costó muchísimo dormir a todas mis amigas y a mí. Fue un poco horrible.
La primera noche tuve incluso dolores de tripa, pero la segunda fue mejor. Cogí muy buena amistad con dos de las chicas, una de Thailandia y la otra de Alemania. El resto del mundo se juntaba con los de su país: españoles con españoles, italianos con italianos. Y nosotras de países diferentes jaja. El acento al principio horroroso, no nos entendíamos absolutamente nada, ni siquiera la edad. Pero de verdad, que la experiencia (aunque fueran dos o tres días) fue lo mejor que me llevaré para el resto de mi vida: no me quería ir.
Bueno, ya sabes que estuvimos metidas en el aeropuerto un día. Pues es otra experiencia que jamás cambiaría. De lo mejor que pasó y más chicas que conocí.
Al llegar aquíel acento horroroso ya que como te he dicho, mi acento no tenía comparación con el suyo, pero ahora lo entiendo perfectamente. Tenía miedo de no encajar con la familia, con el ambiente, con el sitio, con la gente, y esto ahora mismo es una segunda casa para mí.
Quería solo agradeceros que dediquéis vuestro día a día a conseguir que nosotros vivamos 10 meses aquí, para después llevarnos una experiencia para toda la vida. Ahora mismo, media parte de mi se queda aquí para volver algún día, sin duda. Así que millones y millones de gracias, por cambiarnos la vida y con cada granito de arena que habéis puesto durante años, habéis conseguido hacer nuevos jóvenes con una mente diferente, mucho más abierta.
“Vivimos 10 meses aquí, pero es un experiencia para toda la vida”
Gracias otra vez.